"...un homenaje al poeta granadino recreando su universo mágico y a través del encuentro del duende con sus personajes..."

Desde su estreno en 2005 “ABANICO de SOLTERA” ha participado en más de 45 FESTIVALES, CONGRESOS y ENCUENTROS NACIONALES e INTERNACIONALES en ARGENTINA, BRASIL, URUGUAY, ESPAÑA, EE UU, PARAGUAY, GUATEMALA , VENEZUELA, BOLIVIA, MÉXICO, CHILE, COLOMBIA y CUBA.

El espectáculo fue distinguido con más de 10 PREMIOS y NOMINACIONES en diferentes rubros tanto en ARGENTINA como en BRASIL

Declarada de Interés Provincial por el HONORABLE SENADO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES


Críticas en Brasil y Washington

SANTA MARIA- BRASIL


viernes 18 de junio de 2010
En esta noche, un poeta vivió

¿El año? 1934. ¿El lugar? La casa de Granada. Allí está Rosita, contemplando las mismas nubes mientras que el resto del mundo se transforma. La persistencia de la memoria es la persistencia de Rosita en su condición de la mujer a la espera del hombre que pedirá a ella en unión y cambiará su vida. Mientras que el amado no llega, el reloj de Dalí indica las horas en medio de los devaneos del personaje.

La soltera Rosita es la protagonista de la pieza de “Abanico de Soltera”, del grupo TEATEATRO de Argentina, presentado en esta noche en Theatro Trezze de Maio. El personaje es como “una rosa mutable”. La metáfora de la rosa que se modifica a través del día representa la vida de la propia Rosita. Al amanecer, lleno de vida y colorido, a través del día sigue siendo intocable y en la noche pierde sus pétalos.

En algún momento la actriz Andrea Juliá de Argentina convierte a su personaje parte del universo lorquiano, mientras que en otros es el poeta mismo. Las conversaciones íntimas, que revelan los pensamientos del poeta y dramaturgo Federico García Lorca, se mezclan entre Rosita y la muñeca - una representación del alter-ego del autor.

Creación y creador se funden. Rosita es también García Lorca. En un período conservador, el poeta desafió la ideología dominante con sus palabras y su comportamiento homosexual. Su situación de oprimido lo acercó a la condición de la mujer, expresada en sus personajes femeninos.

Entre un baúl, cartas, rosas blancas y rojas, las detonaciones del polvo en las calles señalan la inminencia de la guerra civil española que tarda dos años en llegar, mientras Rosita pasa sus días.

El espectáculo trae un texto construido de los fragmentos de la obra de García Lorca, como Doña Rosita, la soltera; Yerma; La casa de Bernarda Alba y Bodas de sangre. La historia se cuenta en forma de secuencia fragmentada donde la interpretación hecha por Andrea Juliá da forma a la magnitud del mundo de Lorca por medio de gestos corporales que vienen del alma.

Al son de una guitarra española, la figura del duende granadino se hace presente a través de los poemas.
Las palabras del autor, según director del espectáculo, Horacio Medrano, hablan del valor de la vida, no de la muerte. El director afirma, que el teatro es un buen lugar para militar por la vida, sin las armas.

En 1936, la guerra civil españolahace de García Lorca una de sus primeras víctimas. Aunque su muerte es retratada en la pieza, es un el homenaje hermoso a la vida del poeta que está en la persistencia de la memoria.
Un homenaje que hizo que esta noche viviera un poeta.

Texto: Sarah Quines
Foto: Alcimar Bairros da Silva

WASHINGTON- ESTADOS UNIDOS

"Abanico de Soltera "
Producido por el Grupo TeaTeatro, Buenos Aires, Argentina,
Para 12 th del Teatro De La Luna Festival Internacional de Teatro Hispano
Crítica de Rosalind Lacy - Foto Rafael Crisóstomo


Si, Andrea Juliá aletea un abanico, habla con una muñeca, o escribe en agonía con esculturas de alambre. Esta camaleónica actriz argentina encarna a Federico García Lorca, el gran dramaturgo español y las voces de sus personajes en un rendimiento tour-de- force en “Abanico de Soltera”.

El andamiaje es fuerte. Un baúl, lleno con trajes y sobre él apiladas varias maletas y una sombrerera establecen el centro de la escena. En todo el espacio colgantes esculturas de alambre replican los grotescos dibujos de Lorca, tan misteriosos como el teatro del dramaturgo. En este contexto, Juliá (acento en la última sílaba), con un vestido de encaje beige recrea un collage de los más famosos roles femeninos en un monólogo dramático, escrito por la actriz. "Yo lo sabía todo" dice Juliá entones, como en la obertura de una composición musical cuidadosamente diseñada por ella, y se lanza a un arroyo conscientemente. ¿Qué hace Juliá para hacer este teatro tan poético y tan desgarrador? Usa los movimientos del cuerpo como un trascendente mimo.

Es 1934, dos años antes de su muerte cuando Lorca ha regresado de América del Sur a Granada, una de las más tradicionales de las ciudades de España. Allí, en su casa, Huerta de San Vicente, en Granada, nadie presta atención a la inminente guerra civil. Pero ahora y entonces durante su soliloquio Juliá nos recuerda de la violencia inminente mediante la elevación de un caminar con un palo como un rifle; y así oímos la cadencia de rat-a-tat del fusilamiento que terminó la vida de Lorca en 1936. Y pasa un escalofrío por la columna vertebral.

Pero es Doña Rosita, la Soltera, una de las obras menos conocidas, la que se convierte en imperante inspiración de Juliá. En esta obra, escrita en 1935, Rosita que se queda con el temor abrumador de convertirse en una vieja virgen. Para todos el tiempo pasa; pero para Rosita, sentada en su balcón viendo casar a sus amigas, la vida permanece estática. Finalmente solterona y avergonzada en Granada. Para ayudarnos a imaginar a Rosita como la "Rosa mutable", Juliá la compone con vida y con el habla dice acerca de "la rosa que se abre en la mañana… roja como rojo sangre, el rocío no deja tocarla por miedo a quemarse / hasta que se entrega en la oscuridad /y caen sus pétalos…." es un metáfora de la vida de Rosita. Y acompañada de guitarra flamenca realiza una elevada pantomima con rosas como accesorios y gestos expresivos que dan cuenta del envejecimiento de la rosa.

Juliá construye con intensidad interesantes imágenes de la realidad exaltada que el poeta habló en sus grandes tragedias. Ella nos dice que Lorca puso a todas las mujeres en el borde, oprimidas y maltratadas por la sociedad española. Mientras Doña Rosita cuyo novio nunca vuelve de América del Sur, representa la mujer abandonada; aparece la mujer estéril, Yerma, (de la obra Yerma) que anhela un niño y asesina a su marido. Y Bernarda, la tiránica madre de La casa de Bernarda Alba, excesivamente obsesionada con el deber de clase y de honor que destruye las posibilidades de felicidad de sus cinco hijas. Atrapadas por la circunstancias, todas estas mujeres han dejado su dignidad. Y, en última instancia, y con un velo blanco que vuela, Juliá por un momento fugaz se convierte en la Novia arrolladora de Bodas de sangre, que deja a su novio en las puertas del matrimonio. De este modo, la voz solista de la actriz en el monólogo, se convierte en todos los caracteres de Lorca. "Tu voz se mezcla con mis pensamientos," ella dice.

Juliá exalta el texto y eleva la pasión de Lorca por la vida. Nos recuerda, por ejemplo que es el poeta de los sueños, diciendo Lorca "utiliza el lenguaje de flores". Como un niño superdotado él representaba sus ilusiones con marionetas (esto explica a la actriz de conversando con una muñeca) para entretener a sus primos y compañeros y llevarlos fuera de la realidad. La diminuta tela de un piano nos recuerda el impacto de la música en la vida de Lorca. “Abanico de Soltera” está estructurada como una composición musical basada en un tema con variación. Los repetidos, "Yo lo sabía todo” son un motivo cautivante que sugieren el recuerdo de vida; ya que podría haber sido el sentido existencial del trágico paso del tiempo y la muerte. La frase abre y cierra la obra y enhebra todas las piezas.

En la dirección de Horacio Medrano se apoyan los valores de la producción. Zonas de luces y sombras refuerzan el texto de Juliá. Los accesorios son eficaces y simbólicos, como el uso de un réplica del reloj fundido de Salvador Dalí (desde su pintura “La persistencia de de la Memoria”) caído desde el baúl, un toque casi cómico. Y cuando la roja luz inunda el escenario para la representación del asesinato, el efecto es aterrador.

Todo un profundo tributo a García Lorca en 55 minutos de teatro exquisito, en última instancia estimulante.

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